Análisis de la obra de Dvorak

La Misa en Re Mayor, Op. 86 de Antonin Dvorák, fue una composición para órgano y coro por encargo para la inauguración de una capilla en el castillo de Luzany. Su estilo entre el clasicismo y el romanticismo más exacerbado, su amplia paleta de materiales motívicos y su extraordinaria belleza, la convirtieron en una obra que no ha dejado de representarse hasta nuestros días y de la que el autor realizaría una versión para Orquesta, Coro y Solistas ante la demanda de la misma por parte de editores y músicos y que resultó ser todo un éxito.

Hoy me gustaría profundizar en la mencionada riqueza de motivos musicales, especialmente descriptivos, si bien en un artículo por escrito es complicado de explicar y me hubiese gustado realizar un vídeo, la premura de las fechas no me deja margen para el montaje del mismo. No obstante, pondré enlaces a vídeos donde escuchar ejemplos de lo que intentaré exponer y tal vez en el futuro realice esta versión audiovisual que puede ser más cómoda de seguir.

Existe un motivo muy utilizado en la música sacra que es el motivo de la cruz. Para «dibujar» una cruz sonoramente, los músicos han recurrido a esta secuencia: una nota inicial y otra un poco más grave, otra más aguda que la primera y una última más grave que todas. Aunque no se sepa solfeo pongo una imagen abajo donde creo que se visualiza muy bien esto que intento explicar.

Lo utilizó de manera muy clara Haendel en su Mesias Abrir Vídeo Haendel (Con escuchar 5 segundos lo veremos). También Mozart, de manera un poco más adornada, en su famoso Requiem:  Abrir Vídeo Mozart (igual, con 5 segundos lo escucharemos claro, cada inicio de frase incluye esta «cruz» musical). Dvorák también recurre a este elemento en su primer número, adornándolo mucho más para hacerlo más melódico, pero dentro de esta melodía, está también esta estructura de comenzar la «misa» con el símbolo de la cruz. Abrir Vídeo Kyrie Dvorak

Otra cosa que llama la atención de este primer número es su compás de 6/4, que puede subdividirse en dos partes y cada una de estas partes a la vez en tres, es lo que en teoría musical se conoce como subdivisión binaria y ternaria. Este compás combina ambas subdivisiones y nos puede recordar mucho a otra música del mismo compositor y de gran fama, la Sinfonía del Nuevo Mundo. Escuchen siquiera unos segundos del siguiente vídeo ¿No les recuerda mucho al inicio de esta misa del vídeo anterior? Abrir Vídeo Going Home (versión coral)

El Kyrie (Señor ten piedad), cambia abruptamente para presentar el Christe (Cristo ten piedad), tanto que pudieran parecer números distintos, pues además cambia tono y modo de Re Mayor a Sol menor. Cuando vuelve después al Kyrie, éste finaliza fundiendo los dos temas de la primera y la segunda parte de manera magistral en uno sólo, ese será el final del primer número.

A la misa le siguen los textos de mayor longitud y más descriptivos o narrativos, lo que se nota en la música que realiza esa misma descripción. El Gloria comienza, cómo no, de forma gloriosa y bulliciosa, briosa… y reposa precisamente cuando llega a: «y en la tierra paz», para volver pronto al primer carácter con “te adoramos, te glorificamos…”. Volverá a la serenidad y sencillez cuando diga «te damos Gracias por tu inmensa gloria (…) ten piedad de nosotros» (miserere nobis), palabras más afligidas y que muestran arrepentimiento, vergüenza, volviendo al primer estilo grandilocuente para terminar la oración: «porque sólo tú eres Santo….» Abrir Vídeo Gloria Dvorak

Y llegamos al Credo, el texto con mayor longitud y contenido literal, teológico y narrativo. Casi todo el número tiene forma antifonal ¿Qué significa esto? Pues que cada frase o semifrase primero la propone una voz en solitario y luego el resto de voces le responde cantando lo mismo, como cuando el sacerdote propone una oración y el pueblo la repite. Pero además Dvorak utiliza un método muy curioso: la voz que propone cada frase hace una melodía y el coro le contesta con toda las notas que armónicamente la imitan, pero sin las notas de la propia melodía propuesta que se está imitando.

Este recurso puede tener dos principales interpretaciones. La primera, que la fe es algo primero íntimo y dubitativo y luego sólido e insoldable, fuertemente armado. La segunda interpretación puede sugerir que los dogmas son algo dictado por un origen único y que luego es repetido y reinterpretado por una multitud con un carácter distinto al que fue dictado. Según qué versos del Credo se están recitando, este esquema se rompe y recompone, se incluye y excluye la melodía propuesta y según cada verso, el compositor nos deja estas impresiones descritas sin palabras.  Abrir Vídeo Credo Dvorak

También utiliza con dos propósitos muy distintos otro recurso musical que es una melodía descendente con intervalos cromáticos. Esto significa que la melodía va descendiendo de afinación nota a nota y a veces se sale de la escala natural con el intervalo de sonido más pequeño posible (el semitono), lo que provoca sacarnos de la tonalidad y múltiples disonancias con un efecto de misterio y sobrenatural.

El primero es en el misterio de la encarnación «Y se encarnó por obra del Espíritu Santo en María la Virgen» (et incarnatus est), que como vemos en la imagen de arriba, primero desciende para encarnase, acabando en una pequeña subida que nos indica el impulso de la vida y cuando se refiere a la madre que lo acoge en su vientre, acentúa cada nota con una dirección ascendente en este caso para dibujar tal vez el inicio del pulso vital, hay quien puede pensar en el alumbramiento también, en la llegada a la vida y la calma tras la convulsión. Una rara mezcla de ternura, misterio divino e impulso humano.

Tras una transición abrupta de disonancias de terror y lamentos («fue crucificado, padeció»), volverá a hacer algo parecido cuando habla de la expiración: «y fue sepultado», melodías descendentes, esta vez en un clima de dolor, y desesperanza. Dibuja esa caída y descenso del yacente, mientras con notas cortas y entrecortadas crea golpes irregulares que se van extinguiendo. Pueden ser los latidos de un corazón que se apaga, o como pasa en otras obras luctuosas, los clavos que se martillean contra el ataúd. «Y resucitó al tercer día», todo se recompone y más glorioso que nunca retoma el tema inicial.

El número continúa con distintas maneras de presentar este tema antifonal, alguna pequeña fuga y es también destacable cómo modifica el tema cuando habla de la institución eclesiástica «Creo en la Iglesia, que es una», aquí la antífona se convierte en un canon y las melodías se mueven arpegiadamente hacia arriba y abajo imitando el sonido de las campanas repicando de manera no sincronizada. 

Habría mucho que añadir y decir, pero estas pinceladas creo que son más que suficiente muestra si alguien se quiere acercar y reflexionar sobre ciertos motivos musicales que yo considero interesantes de la estructura de esta pequeña gran joya. Además personalmente el Agnus dei con el que finaliza me parece de una belleza extraordinaria y que como todo el buen arte, no necesita ser explicado para ser disfrutado, pero, para quien lo quiera, deja puertas abiertas a un mundo infinito de ideas. Espero que puedan disfrutar de la obra en el concierto que tendrá lugar el próximo 14 de Abril en Tomelloso.

 

Texto: José Ángel Treviño